Llegando a la ciudad de la furia
- visualagp
- 15 nov 2019
- 3 Min. de lectura
Desde hace dos años no tenía la oportunidad de volver a la argentina, son más de 600 días en donde todo podría estar distinto, o simplemente estar como siempre, y es acá en el territorio en donde me encuentro con grandes cambios y no precisamente cambios desde el área de la arquitectura, sino mentales.
Es imposible llegar a un país y no hacer las comparaciones con el tuyo, igualmente es imposible visitar sur américa y no pensar en el campo político, ya que muchas de las acciones se ven mediadas por las buenas o malas decisiones del gobierno de turno, aunque esto lo dejamos para un poco más adelante ya que por ahora solo quiero hablar de cómo mis objetivos cambiaron en pocas horas de llegar a “La Plata”.
A mi arribo a la capital pensé que sería yo el que vendría a “Mostrar” mi trabajo, a pintar, tomar la foto e irme a socializar lo pasado, pero me encuentro con un choque positivo para mi mente y para mi posición como “pedagogo”, ya que la razón, el objetivo de mi viaje paso de “exponer” a “APRENDER” y lo coloco en mayúscula solo para que entiendan la magnitud que es cambiar y desbaratar los planes en menos de un parpadeo.
Esto me paso en “El Obrador” espacio de mi amigo Luxor, que luego contare que es exactamente, este espacio será desde hoy y por estos 10 días en mi guarida de aprendizaje, en el espacio de compartir técnicas y pensamientos que seguramente cambiaran mi forma de trabajar en este y el próximo año de mi vida como artista.
Y es difícil explicar como un solo espacio y una sola persona te pueden sacar de tu zona de confort, pero es fácil caer ante los cambios cuando te muestran parte de la respuesta utópica de “vivir el arte y del arte”, sueño que muchos tenemos, pero claramente desde la postura capitalista en donde el que compra lo que haces son gente de poder adquisitivo. Acá la cosa es distinta, la idea es que las obras se vendan a bajos costos o a ningún costo, teniendo estrategias de mercadeo como el trueque, en confeccionar o comprar a los mismos del barrio, aportando directamente a la escena local, es sumamente importante que la gente del barrio pueda tener una obra en su casa, original, de un artista local sin una pretensión, del pueblo y para el pueblo, esto para mí y comparando el arte de mi ciudad , es una extraña novedad y digo extraña porque por nuestro perfil de resistencia y lucha, deberías de tener esto muy claro, pero no, claramente estamos buscando referentes de ciudades en donde los artistas nos vendemos al mejor postor solo por tener una cuantas monedas en el bolsillo “una prostitución del arte”.
Igual para ellos, para los argentinos, no les queda otra en estos momentos, aunque podría contarles que esta historia no viene de estoy últimos años, ellos llevan mucho resistiendo y hoy esa postura toma mucha más fuerza ya que están en una crisis monetaria que impide visiones futurísticas de un arte en las calles solo lindo estéticamente hablando y con materiales de alta calidad.
Podría decir que llegue a la ciudad de la furia, a recordarme que la sucursal del cielo no está muy alta como para caer en el infierno, mañana será otro día.

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